LoreZingarita

Casos horribles (tercera parte)

Posted on: 23 noviembre, 2008

Hola. Aquí estamos ante una nueva entrega de esta sección. ¡¡¡¡Por fin la profesora de literatura no es la protagonista en esta entrada!!!! Esta vez somos Almu, Ana López y yo. Bien, empecemos.

Resulta que el viernes salimos de la Facultad de Educación sobre las ocho menos diez de la tarde en mi coche y nos dirigíamos a casa de Marta. Como de costumbre, a pesar de las señales de Aurelia, nos saltamos el primer desvío que teníamos que coger, y seguimos hasta encontrar un cambio de sentido. Sin embargo, desconocíamos lo que nos deparaba el futuro…

De pronto, y sin previo aviso, el coche empezó a hacer un ruido muy raro y empezó a tambalearse, como dando saltitos. Acto seguido, el limpiaparabrisas y los intermitentes se pusieron solos, y decidimos apartarnos de la carretera y parar. Una vez hecho esto, no sabíamos que había podido pasar, así que seguimos un poco, pero volvió a pasar lo mismo. Entonces sí que paramos definitivamente. Ana y yo nos pusimos los chalecos reflectantes (con los que luego estuvimos casi hasta llegar a casa de Marta) y salimos del vehículo. En efecto, la rueda derecha delantera estaba destrozada. Decidimos, en primer lugar, poner los triángulos reflectantes en la carretera. Luego llamé a mi madre, y a continuación al RACE. Me quedé sin saldo, y a Ana casi no le quedaba batería en el móvil. Almudena estuvo todo el rato dentro del coche, buscando los papeles del seguro. Después llamó mi padre y Almu y yo empezamos a buscar una especie de tuerca sin la cual no podíamos quitar la rueda. A su vez, Ana llamó a un amigo suyo para ver si podía decirnos dónde estábamos, porque no lo sabíamos. 

Estuvimos una media hora esperando al hombre del RACE, buscando la maldita tuerca e intentando averiguar dónde nos encontrábamos exactamente.  Al rato vino el hombre del RACE (muy majo él) y por fin encontramos la famosa tuerca. El hombre subió el coche con el gato con Almu y yo dentro, cambió la rueda (que no tardó casi nada) y se marchó. Nosotras medio recogimos un poco el coche, porque eso parecía más bien una especie de almacén de todas las cosas que habíamos sacado para encontrar la maldita tuerca (no pienso decir donde estaba). Después, seguimos nuestro camino. Paramos en la gasolinera más cercana para igualar la presión de las ruedas y, por fin, nos dispusimos a ir a casa de Marta.

Y esta es la historia. Podíamos haber hecho fotos o vídeo del acontecimiento, pero la verdad, no se nos ocurrió en el momento.

Espero que esta nueva entrega de «casos horribles» os haya gustado tanto o más como las otras.

3 respuestas to "Casos horribles (tercera parte)"

Jajajaja, di donde estaba la tuerca. xDDDD
En el volante??
Jajajaj, nah, eso estaría en el salpicadero o en el maletero pero tapada.

¿Mola que cambien una rueda al coche contigo dentro? El de RACE se estaría cagando en vosotras.

Que se me había pasado comentar esta entrada, que encima que salgo y todo en un papel estelar =P

Que se te ha olvidado decir que arrancamos la moqueta con lo de la tontería de la tuerca… Y también se te ha olvidado poner la teoría de que la rueda se pinchó por un golpe (que no nos dimos, obvio es). Y lo de que la primera vez que paramos lo hicimos en toda una curva, madre mía, yo ahí pensé que me daba algo… Qué crítica estoy hoy, con lo bien expresado que está el texto y todavía me quejo.

Pero estuvo guay… ya sabes qué hacer en caso de que se te pinche una rueda: llamar al del seguro.

Por favorrrrrrrrrrrrrrrrrr!!!!!!!!!!!!!! cuenta casos horribles 4 !!!!!!!!!!!!!!!!!!! venga, venga… que es que es otro caso horrible de esos que causan escalofríos.

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